III. Despertar.
Cuando, con
mucho esfuerzo, consiguió sentarse en el borde derecho de la cama y dejar caer
las piernas sin tocar en el suelo, las balanceó y apoyó sus manos en la cama, que todavía caliente le informaba de que sus
manos estaban ya frías. Hacía frío en la habitación y el sol no calentaba como cuando estaba bajo el embozo,
aunque sus ojos seguían fijos en el resplandor que entraba por la ventana. Otro
día por delante.
Cuando ayer
al atardecer, sentado con unos vecinos bajo unos naranjos y al suave calor del
resol, contó el sueño que esa noche le devolvió por un instante a la vida del
placer sexual, con caras incrédulas le retaron a narrarlo por escrito. Se
levantó de la cama y se abrigó con un balandrán muy ajado mientras se dirigía
al escritorio dispuesto a atender al reto que no se había atrevido a aceptar;
ahora, sin compromisos ni testigos, quería escribir el sueño para que no
quedara en el olvido de su memoria. Para poderlo leer y releer, y así perseguir
un placer que solo fue un sueño.
Ensimismado
en sus recuerdos y en sus lentos movimientos, no se percató de que una mano le
había dejado una taza de café humeante en la mesa; giró la cabeza y se encontró
con la curva de la espalda de María, mujer que dirigía su casa y su vida. Ese
culo era el de su sueño, y no el de Cunegunda, y llamó a María, quien girando
sobre si misma se dirigió hacia el escritorio, se acercó hasta rozarle, y él
paso sus manos, apretando, por sus nalgas; era el diario gesto más material de su desayuno. Satisfecha la
costumbre diaria de su señor, María abandonó la habitación.
Había
confundido en sueños a María con Cunegunda porque había releído una vez más el
cuento de Voltaire. Como le recordó un tertuliano, al que no veía la cara por estar
contra la luz del resol, el cuento concluye con la frase repetida dos veces: “Sé también, dijo Cándido, que hemos de cultivar
nuestro huerto”, y unas líneas más abajo, la última frase del cuento: “Eso está muy bien dicho, respondió Cándido,
pero tenemos que cultivar nuestro huerto”.
Pero a él
le interesaba María, a la que podía tocarle el culo de vez en cuando, le
interesaba su sueño, porque le había alargado la vida unos cuantos años en los
que poder rememorarlo siempre que quisiera sentirse vivo, le interesaba seguir
viviendo, porque releyendo su sueño podía, tal vez, volver a soñarlo. María, su
sueño y volver a soñarlo; esta era su huerto.
María entró
sin llamar y muy alterada, y dejó en el escritorio un diario con la noticia de la abdicación del rey.
...Y en el diario, podían leerse las siguientes manifestaciones convocadas fuera de España exigiendo un referendum sobre la Monarquía o la República:
ResponderEliminarFuera de España:
Ámsterdam 20h. - Dam Square.
Bruselas 20h. - Bourse.[45]
Berlín 20h. - Brandenburger Tor.
Cluj-Napoca (Rumanía) 20:00 Piata Unirii
Jerusalén 21h Consulado de España en Jerusalén.
Lisboa 20h (hora local) Praça do Comércio.
Londres. 19:00 en la embajada, 39 Chesham Place, SW1X 8SB.
Marsella (Francia) 20:00. Frente al Consulado (38 Rue Édouard Delanglade, 13006 Marseille).
Múnich 20h. - Stachus / Karlplatz
Nantes (Francia). 20:00 Place Royale
Oporto 20:00 (Hora Local). Frente al Consulado (Rua don João IV, 341).
Padova (Italia) 20:00. Palazzo Bo.
París (Francia). 20:00. Place de la République.
Roma 20h. - Piazza di Spagna.
Viena (Austria). Martes 3 de Junio 20:00, Frente al Parlamento Austríaco.
Bueno, aquí observo 2 sueños: el de Eduardo primigenio y el Paco, sobrevenido. Ambos entreverados. Bienvenidos y celebrados mucho sean.
ResponderEliminarSentarse con vecinos que retan bajo los naranjos ofrece grandes ventajas. La de obligar a gozar rememorando y modelando los placeres vividos no es la menor. Imaginar, trastear al personaje, sopesar qué decir, qué insinuar o qué callar ... el más noble de los ejercicios. Adelante, pues, viajero escritor: a escudriñarte y a escudriñarnos a los lectores que te vamos acompañando y aplaudiendo. Ni una duda te quepa!
Y ¿qué decir de la lista insertada por el contribuyente Paco? pues todo un discurso vibrante de fe y entusiasmo admirables. Un Demóstenes, un Juan Crisóstomo del republicanismo que no necesita de palabras pues con ese gesto de citar esas ciudades europeas ...¿alguien necesita más? Su galardón es el gesto que elimina a cualquier oratoria o redacción elaborada. Y punto.
Cuando María dejó encima de la mesa aquel periódico, entré en su texto sin pedir permiso. Sé que no debí hacerlo, pero a modo de defensa, podría decir que nadie se extrañó de mi conducta. María miró como si me conociese. Incluso quise adivinar su tímida sonrisa. Luego, sin prisas, se dirigió al gran balcón y abrió sus puertas de par en par. Contemplé un cielo azul y la luz entraba a raudales, dibujando con claridad la cama, las mesitas de noche, el armario de pino, la pintura de unos pescadores que, al amanecer, llegaban a un pequeño puerto...
EliminarLa luz cegaba y me obligó a cerrar los ojos. Respiré profundamente y todos los olores del huerto me llagaron con intensidad: las tomateras, el verdor de las lechugas, la presencia oculta de las patatas...Adivinaba el pozo, el agua, la pequeña alberca, los geranios, los rosales, el penetrante perfume de la flor de azahar..Podía imaginar los naranjos, el viñedo, los olivos, la hoja áspera y lechosa de la higuera...Al fondo, en la línea del horizonte, el mar y el cielo confundidos.
Abrí los ojos y María había desaparecido, pero el balcón seguía abierto y el periódico encima de la mesa.
He querido contar lo sucedido para disculparme por mi atrevimiento. Algunas personas dirán que mi relato es una ficción más para confundir y engañar. Nada puedo hacer para impedirlo, pero estoy seguro que el periódico de María es el mismo que estoy leyendo y habla de la misma abdicación. De manifestaciones por la República en las principales ciudades españolas y en París, Berlín, Londres, Viena..
Demasiadas coincidencias, me digo, para estar soñando...
Gente que se explaya escribiendo porque vive y revive la vida interior sin dejar el exterior.
ResponderEliminar¡Qué lujo!
Solo algunas personas humanas como vosotros sois capaces de comprender y vivir esta pregunta:
¿cómo podrá uno cultivar "su huerto" sin tener un sueño que le permita soñar en el "HUERTO" en el que quepamos todos?
¡Ay dialéctica! ¡qué poco caso te hacen los humanos, pero sobre todo los poderosos!
Aunque sea volver atrás. En el (I) de esta fenomenología, Paco preguntaba, crep que cómo relacionar a Voltaire con Aksiónov. Se me habñia pasado esta pregunta o esta duda. A la vuelta de Londres, remirando el blog, que si lo dejas unos días lo reencuentras hirviendo, lo he vuelto a leer. Pues, ahora contesto Paco. Escribe Aksiónov en el "Sexto entreacto", pág. 561 de la edición que la cité:
ResponderEliminar"Decían que el tamaño era lo único importante, algo incierto.Lo más importante, monsieur Voltaire, es el desarrollo armónico de esos `cándidos´a la rusa: nariz prominente, bigote bien curvado, pecho amplio,,,,"
Queda claro, Eduardo.
ResponderEliminarY Voltaire, seguro que tomó buena nota sobre "el dasarrollo armónico" y sobre el "tamaño"...