Hapi o Iteru
llamaban los antiguos al Nilo, el mayor río de África. Que como bien dicen Paco
y El Roto, crece y mantiene su tendencia hacia arriba anegando ciertas tierras
mediterráneas del oriente y hasta del occidente: cambian los dioses, las
patrias y los reyes para que siga habiendo Dios, Patria y Rey.
Pero la
fuerza del agua es imparable: las mansas por su implacable humedad, las
turbulentas porque provocan riadas que arrasan.
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