Con satisfacción, veo que Mr. Poirot sigue más fiel a sí mismo que nunca.
"Qué emoción, subir de nuevo al mismo tren que unió las principales ciudades europeas en un deseo de conocer un oriente todavía misterioso y lejano.
Hermann Hesse lo dijo muy bien. El Orient-Express era un viaje en el espacio y también en el tiempo. Aquel mítico tren, mon cher Paco, desafió a los nacionalismos y a los imperios como si no existiesen las fronteras".
Hércules Poirot se emociona y me recuerda con cierto orgullo.
"El genio que puso en marcha la extraordinaria aventura del Orient-Express, Georges Nagelmackers, nació en Lieja y yo, como todo el mundo sabe, soy también belga. Ese pequeño país, tan plano, tan llano que "las torres de sus catedrales son sus únicas montañas..."
Me siento un privilegiado de poder escuchar a Hércules Poirot y siento admiración por este increíble personaje de cuidados bigotes, de modales siempre correctos y educados.
Además de tomar café con el profesor Virtanen, te cae de vez en cuando algún bombón (del famosísimo chocolate belga, por supuesto) por vivir en las Bruselas. Como por ejemplo visitar con H Poirot el Orient-Express. Ah, Poirot amigo: sin él nosotros solos nunca habríamos llegado a descifrar el misterio de la invasión de arlequines de ntro Blog.
ResponderEliminarDale recuerdos nuestros.
Poirot recuerda muy bien el misterio de los Arlequines. Complicado y delicado caso...me dice
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