Como siempre, me limito a copiar el escrito encontrado bajo esta taza por el camarero amigo.
En esta ocasión, según me dice y puede verse en la imagen, la persona que escribe en la última mesa junto a la ventana, también ha olvidado su bolígrafo...
"Ya nada será igual.
No te canses
buscando caminos para volver.
No existen.
Y sin embargo,
el cerezo ha florecido,
la luz sonríe en mi ventana
y siento en la piel
la caricia del sol"
Sentimos con él la caricia del sol y abrimos con pasión expectante los misteriosos mensajes con que nos regala el muy apreciado camarero del café Gijón. Hay cosas en la vida que se megavaloran en el silencio de los corazones.
ResponderEliminarNOTA.- No existe, creo, el verbo megavalorar pero se usa bastante en círculos de gente joven. Es bonito.
¡La esperanza, siempre la esperanza, asoma por todos los poros de la existencia, como tiene que ser!
ResponderEliminarSi lo que ocurrió hace millones de años-luz y lo conocemos ahora, es posible que ya ni siquiera exista.....
ResponderEliminarnada es comparable al crecer de un niño, la flor del cerezo y la caricia del sol; si además, o encima, la suerte te acompaña en estar acompañado.... no debemos pedir más a la vida.
¡Viva y que siga viviendo el camarero del Café Gijón!