(...) Muchos de vosotros me habéis preguntado por la historia de estos cuadros. A veces, salgo al mundo a observar y, a mi manera, percibo el universo, entonces busco y me inspiro en fotografías que me hacen conocerlo mejor, acompaso esa curiosidad con mis pinceles y las interpreto desde mi propio mapa mental de la realidad, que fundamentalmente es emocional. En otras ocasiones el origen del cuadro es un sentimiento, que me inspira la fuerza, la música, el movimiento y el color y los llevo, en este caso, a la temática elegida, que a veces conecta con la naturaleza, a veces con algo nuestro orgánico. Por eso son cuadros esencialmente sensitivos.
Busco la emoción, pero también la belleza. Hace varios años, tras una salida nocturna a la naturaleza, mirando al cielo escribí esta reflexión que es, en esencia, de lo que la exposición trata. Noche de estrellas: Súbitamente, aparecieron en un claro encontrándonos frente a la indefensión de la inmensidad, en la íntima dialéctica de la consciencia del yo frente al espacio, del yo frente al tiempo. El tiempo de la interioridad aún no descubierto, donde habita la verdad, el tiempo del sujeto. Un cara a cara con el destino de nuestra ancestra humanidad. La fenomenología de la multiplicidad de los tiempos esbozada por nuestra percepción, limitada, de lo que acostumbramos a llamar realidad. "Vivir es adentrarse absorbiendo la exterioridad" (M. Zambrano. Escritos autobiográficos), la vida que se nos aparece espontáneamente, sin más. ¿Por qué encadenarla a un tiempo racionalizado, sin realidad propia? Me ensimismo pensándola como "una nueva posibilidad en la que no habría frontera del espacio-tiempo y, por tanto, no habría ninguna necesidad de especificar el comportamiento en la frontera. No existiría ninguna singularidad en la que las leyes de la ciencia fallasen y ningún borde del espacio-tiempo en el cual se tuviese que recurrir a Dios o a alguna nueva ley para que se estableciesen las condiciones de contorno del espacio-tiempo. Se podría decir 《la condición de contorno del universo es que no tiene ninguna frontera》. El universo estaría completamente autocontenido y no se vería afectado por nada que estuviese fuera de él. No sería ni creado ni destruido. Simplemente SERÍA" (Stephen W. Hawking. Historia del tiempo). Sería, además, en toda su belleza, frente a la que el hombre no puede sino rendirle la pleitesía de su contemplación.
(...) Ana Luna
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