martes, 14 de octubre de 2014

EL ÁNGEL CAÍDO

Me resulta asombroso comprobar cómo se llegan a elaborar argumentos para justificar incluso el problema del mal. Si Dios es Padre Todopoderoso malamente se puede entender que un padre permita que a sus hijos les ocurran las desgracias con que nos vemos rodeados. La solución al conflicto de la razón es que, siendo padre y siendo todopoderoso, respeta la libertad de los hombres y, entonces, somos los humanos por nuestros pecados la causa de todos los males que nos aquejan. Si hay hambre y pobreza es por la falta de solidaridad de los pudientes, si hay enfermedad es por la falta de solidaridad de los que no aportan soluciones, si hay cataclismos es por la falta de respeto a las leyes de la naturaleza y, siempre, como común denominador la causa de todos los males es que somos pecadores. Por eso la Iglesia, al menos en la que he sido educado, lo primero que hace es ponernos de rodillas y elevar la oración del Κύριε ελέησον, Señor ten piedad. Ya está. Dios Padre Todopoderoso queda justificado y, lo que es más, nos va a salvar de nuestro pecado mediante la redención de su hijo Jesús, que asume los pecados de la humanidad y nos proporciona el perdón.
Pablo de Tarso (San Pablo) nos soluciona este problema con un plan soteriológico un tanto desconcertante. Nos dice en la carta a los Romanos XI, 32 que “συνέκλεισεν γρ θες τος πάντας ες πείθειαν να τος πάντας λεήσῃ”. Es decir que Dios (ὁ θες) a todos nos encerró en un círculo (συνέκλεισεν τος πάντας) y que ese círculo es la desobediencia, la rebeldía, el pecado (ες πείθειαν) y así luego tiene piedad de todos nosotros (να τος πάντας λεήσῃ). Desconcertante, muy desconcertante, muy poco razonable. Tan es así que el propio Pablo exclama a continuación “¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus caminos! (…)” Totalmente de acuerdo en lo inexplicable del planteamiento. Nos hace libres de manera que nos revelamos, desobedecemos sus mandatos, pero esta rebeldía es la que provoca que Dios tenga piedad. Este plan es universal a todos, pueblo judío incluido que también consigue misericordia.
La piedad, una historia pendiente de escribir, tiene parámetros muy extraños. ¿Tiene límites la piedad? Si alguien cree que no, me pregunto por la respuesta que se me plantea cada vez que cruzo por la Plaza del Ángel Caído en el Parque del Retiro. Es muy conocida la muy hermosa escultura de Ricardo Bellver que allí se yergue dedicada a Lucifer, el portador de la aurora, ejemplo de belleza y sabiduría.

Paseaba por el parque con mis nietos Isabel y Rafa y me preguntaron hace unas semanas que de quién era esa escultura. Tuve que explicarles el relato de una historia, de un cuento, una metáfora para darles a entender que la soberbia debe ser algo muy grave.

Pero lo traigo a colación a propósito de la piedad para ver si también para él hay cabida en ese plan de salvación a partir de la misericordia, ya que fue el primero en la historia que se nos cuenta, que estaba dentro de la rebeldía. A partir de él se genera el mal, todo el mal de nuestro mundo. Siguiendo el juego al razonamiento de la historia, le presupongo libre para que pueda ser responsable y si es así podría darse el beneficio de la piedad. Difícil de justificar para los que exclaman por el fuego eterno y mantienen la contrapartida del poder del mal para siempre. Una vez más un espinoso problema para la justificación de los dogmas de la Iglesia.

3 comentarios:

  1. Creo poder afirmar que me siento en los antípodas de lo que escribes. Iré por partes después de sentar esta base: ateniéndome a lo leído aquí, te considero creyente, Paco. Yo me declaro agnóstico –cobarde, me llamaron este verano pasado-, un agnóstico que vive con la ilusión y la esperanza de encontrarse, por fin, con “los reyes magos cargados de juguetes” traspasado el umbral de esta vida tal como la conocemos. Que intenta vivir muchos de los valores que él considera cristianos.

    - “La Iglesia, al menos en la que he sido educado, lo primero que hace es ponernos de rodillas y a decir: Señor, ten piedad”. Conmigo también hizo eso (más o menos). Eso es lo terrible, lo nefando, lo trágico, lo abominable: que en lugar de enseñarnos a celebrar la vida, a amar la materia y el cuerpo, la naturaleza y el universo entero -como hacía Jesús de Nazaret- … nos pone rodillas. Olvidó -cegada la iglesia quizá por turbios intereses en torno al poder y al dinero- el salmo 8, 'minuisti eum paulo minus ab Angelis'.

    - Atacas el problema del mal en el mundo intentando solucionarlo de un par de plumazos y una invocación –muy griega- a Pablo de Tarso. Creo que es infinitamente más complejo. “Somos los humanos por nuestros pecados la causa de todos los males que nos aquejan”, dices. Te pregunto, ¿lo dices en serio? ¿Te atreverías a decir esta frase a los padres de los niños de la planta de oncología de muchos hospitales? No es demagogía, pero, ¿qué pecado cometió el parapléjico por accidente de tráfico causado por el borracho que venía de frente?

    - “Pablo de Tarso (San Pablo) nos soluciona este problema con un plan soteriológico un tanto desconcertante”, corroboras. A esto no se qué decir, Paco, sinceramente. Pues parece que, después de esas primeras comunes vivencias educacionales eclesiásticas, hubiéramos estudiado en facultades antitéticas.

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    1. Una de las cosas que más me suele preocupar es que utilizando el mismo lenguaje se entiendan las cosas de forma diferente. En mi vida profesional siempre recomendaba a la fuerza de ventas que comprobaran comprensión y mi padre, que era un magnífico comerciante, solía preguntar al cliente: "no se si me he explicado bien" en lugar de decirle: "¿Vd. me entiende?".
      Es obvio, Amador, que en este caso no me entiendes, porque según me he explicado ahí queda lo escrito: scripta manent. Aún así y en memoria de mi padre, quizás no me haya explicado bien del todo por haber presupuesto más entendimiento por parte del lector.
      Ya me gustaría tener fe, pero hace muchos años cuando estábamos en Alcalá cursando filosofía y precisamente por la incongruencia en la forma de resolver la Iglesia el problema del mal, decidí echar la alforja de mi pequeñísima libertad sobre los hombros y aceptar la vida tan llena de interrogantes sin respuesta.
      Por favor, vuelve a leer el texto, sin cargas emotivas y verás que lo único que pretendo es ser algo razonable. No hagas mías expresiones que pertenecen a la Iglesia o a Pablo de Tarso, solo apunto al conflicto que genera "la infinita piedad de Dios" con la existencia del fuego eterno teniendo de protagonista al Ángel Caído, según los textos de la biblia.

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    2. He releído el texto como me aconsejabas, Paco, y tu comentario me aclara bastante el panorama general del escrito que yo había interpretado al alimón de mis cargas emotivas. No siempre pero a veces es bueno que haya discusión. El silencio me recuerda tanto a la muerte ...

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