"El entonces presidente de la Generalitat y máximo líder de Esquerra Republicana de Catalunya, Lluís Companys, proclamó, desde el balcón de la Generalitat (el mismo desde el que Pujol, envuelto en la bandera catalana, se defendió de su desfalco en Banca Catalana), la independencia de la república catalana, dentro de una inexistente República Federal Española. Aquel desafío al Estado y al gobierno de la República, provocó la declaración del estado de guerra; la intervención del Ejército, al mando de otro catalán, el general Domingo Batet; el encarcelamiento de todo el Gobierno catalán en un buque de guerra anclado en el puerto de Barcelona; la suspensión de la Generalitat, y un enfrentamiento en las calles que ocasionó medio centenar de muertos. La rebelión apenas duró unas horas y quedó descrita por Agustí Calvet, “Gaziel”, director entonces de La Vanguardia, que la siguió por la radio de la siguiente forma: “Una caja demente que nos lanza discursos inflamados, sardanas, rumor de descargas y boletines de victoria. La Santa Espina, Els Segadors, La Marsellesa, el Virolai, el Cant de la Seyera… uno de los consejeros de la Generalitat, poseído materialmente por una suerte de deliriums tremens revolucionario llamaba a los catalanes, a los demás españoles, a las sombra de la noche…”
Ochenta años después, estamos en lo mismo".
(República.com)
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