Hay que tener morro para seguir escribiendo argumentos como
los que nos brinda el país del día 30 de Junio: “Sueldos y responsabilidad”.
Si por responsabilidad entendemos que el “tener ocasión para
ser corrompido” es lo que justifica que los sueldos se ajusten a las
condiciones del mercado…. entonces, según estos argumentos, los sueldos
deberían ser capaces de superar la ocasión de corromperse.
Ahora entiendo la dura vida de nuestros próceres y élites
sociales….. responsables políticos tanto como responsables bancarios… teniendo
que levantarse todos los días aguantando la ocasión de ser corrompido.
El pobre Sr. Rato & Cia. teniendo que usar tarjetas
black, para superar tantas tensiones, ¡¿cómo iba a resistir las tentaciones con
esos míseros sueldos que humildemente se ponía?!. ¡¿O las jubilaciones de
algunos “cajeros” para compensar tanto sufrimiento tentador diario?!
Es evidente que, siendo las ocasiones de corrupción
infinitas, el problema solo puede solucionarse con sueldos infinitos…..
O tal vez valorando más algunas otras cosas como la
honradez, la moralidad, la dignidad y en definitiva la “calidad de ser hombre
de bien”.
Enhorabuena a las bajadas de sueldos de nuestros políticos porque, opino, que los
“ambiciosos” no son buenos para la política y el servicio a los demás y, desde
luego, no son los mejores.
A todas las reflexiones de esta entrada, con las que concuerdo, se puede añadir un más. A los políticos se les debe exigir "ejemplaridad pública", y además de tener comportamientos ejemplares deben tener conciencia de que deben serlo, no solo parecerlo.
ResponderEliminarEs interesante y se debate la retribución de los políticos. Acabo de leer el editorial a que te refieres, Mariano, aunque tengo el periódico en papel desde esta mañana. Casi nunca las leo ya pero estoy de acuerdo contigo y con Eduardo.
ResponderEliminarSe compara la complejidad de gestión de Madrid o Barcelona con la de una multinacional (o quizá superior a estas). Esa comparación no es lícita y está viciada -a mi parecer- por el radical desenfoque de mezclar ámbitos de planos bien distintos. Las instituciones son máquinas -ojalá que racionales, humanizadas y solidarias- de gastar dinero, de consumir hasta el último céntimo del presupuesto. No de ahorrar, ni de vender ni de invertir. Y menos aún de obtener beneficios que es el objetivo de cualquier empresa, enana o de enorme multinacional. EL PAÍS arrima el ascua a su sardina, no solo porque es una empresa que se debe los intereses de sus accionistas, sino porque con esta crisis ha acabado por elegir el 'lado oscuro de la fuerza', no el de los perdedores y perjudicados por ella.
Considerar la actividad profesional y la actividad política como si fuesen similares y aplicar los mismos criterios de remuneración, me parece un burdo análisis. Pero hay posiblemente muchas personas que piensan así y EL País defiende este criterio, sin preocuparse de hilar más fino. En determinados temas, suele actuar de esta forma...
ResponderEliminarEl País sigue siendo, en mi opinión, el menos malo de los periódicos españoles...Yo lo compro los sábados y me limito a una ojeada-internet muy rápida los demás días...Podría dejar de leerlo...Y posiblemente sería lo mejor para mí...Pero no logro superar una cierta nostalgia..aunque la nostalgia ya no es la que era..