domingo, 28 de junio de 2015

Texto del discurso de Alexis Tsipras



Texto íntegro del discurso de Alexis Tsipras anunciando la convocatoria de un referéndum en   Grecia sobre la propuesta de las instituciones europeas.
 (la traducción puede mejorarse, pero se entiende y no tengo otra mejor)


Queridos compatriotas griegos.
Durante los últimos seis meses, el Gobierno griego ha estado presentado batalla en mitad de unas condiciones creadas por una asfixia económica sin precedentes para poner en práctica nuestro mandato del 25 de enero [fecha de las últimas elecciones griegas]. Fue un mandato para negociar con nuestros socios con la misión de poner fin a la austeridad y restaurar la prosperidad y la justicia social en nuestro país.
El objetivo era conseguir un acuerdo viable que respetara tanto la democracia como las normas europeas y condujera a una salida definitiva de la crisis. En todo este periodo de negociaciones, nos pidieron que adoptáramos los acuerdos de rescate que habían sido acordados con anteriores gobiernos, a pesar de que habían sido condenados de forma rotunda por el pueblo griego en las recientes elecciones.
Pero nosotros, ni por un momento, contemplamos ceder. Eso hubiera sido lo mismo que traicionar vuestra confianza.
Después de cinco meses de duras negociaciones, nuestros socios presentaron desgraciadamente en el Eurogrupo antes de ayer una propuesta, un ultimátum a la República Helena y el pueblo griego.
Es un ultimátum que contraviene los principios fundadores y los valores de Europa, el valor de nuestra estructura común europea.
Se pidió al Gobierno griego que aceptara una propuesta que suma nuevas cargas insoportables al pueblo griego y socava la recuperación de la sociedad griega y de su economía, no sólo manteniendo la incertidumbre, sino llevando aún más lejos los desequilibros sociales.
Las propuestas de las instituciones incluyen medidas que llevarían a una mayor fragmentación del mercado laboral, recortes de pensiones, nuevas reducciones en los salarios del sector público y un aumento del IVA en alimentos, restaurantes y turismo, con la eliminación de las deducciones fiscales en las islas.
Estas propuestas claramente violan las normas sociales europeas y el derecho fundamental al trabajo, la igualdad y la dignidad, dado que el objetivo de algunos socios e instituciones no era conseguir un acuerdo viable y beneficioso para ambas partes, sino la humillación de todo el pueblo griego.
Estas propuestas ponen en evidencia la fijación, especialmente del Fondo Monetario Internacional, en una austeridad dura y de castigo.
Ahora es más necesario que nunca que las principales fuerzas europeas den un paso al frente y tomen iniciativas con las que trazar una línea firme en relación a la deuda griega, en una crisis que también afecta a otros países europeos y que amenaza el futuro de la unidad europea.
Queridos compatriotas griegos. Asumimos hoy una responsabilidad histórica en favor de las luchas del pueblo helénico y de la protección de la democracia y de nuestra soberanía nacional. Es una responsabilidad ante el futuro del país. Y esa responsabilidad nos obliga a responder a este ultimátum con la voluntad del pueblo griego.
Hace unos momentos, he reunido al Gobierno al que he propuesto la celebración de un referéndum para que el pueblo griego decida de forma soberana. La sugerencia ha sido aceptada de forma unánime.
Mañana (por este sábado) el pleno del Parlamento griego se reunirá para ratificar la propuesta del Gobierno de un referéndum el próximo domingo 5 de julio, con la pregunta de si acepta o rechaza la propuesta de las instituciones [europeas].
Ya he comunicado mi decisión al presidente de Francia, a la canciller de Alemania y al presidente del BCE. Mañana (por este sábado) pediré formalmente a los líderes e instituciones de la UE una extensión de unos pocos días del programa [de rescate] para que el pueblo griego pueda decidir, sin presiones ni coerciones, como dicta la Constitución de nuestro país y la tradición democrática de Europa.
Queridos compatriotas griegos, ante este ultimátum y chantaje, os convoco para que decidáis de forma soberana y con orgullo, como dicta la historia de Grecia, sobre la aceptación de esta [propuesta de] austeridad estricta y humillante, que no ofrece ningún fin a la vista ni opción que nos permita recuperarnos social y económicamente.
Ante esta dura austeridad autocrática, debemos responder con democracia, serenidad y determinación.
Grecia, el crisol de la democracia, debe enviar un claro mensaje democrático a Europa y la comunidad internacional.
Estoy personalmente comprometido a que se respete el resultado de vuestra voluntad democrática, sea la que sea.
Estoy completamente seguro de que vuestra elección estará a la altura de la historia de nuestro país y enviará un mensaje de dignidad a todo el mundo.
En estos momentos cruciales, todos debemos recordar que Europa es el hogar común de sus pueblos. No hay dueños ni invitados en Europa.
Grecia es y continuará siendo una parte indispensable de Europa, y Europa será una parte indispensable de Grecia. Pero Grecia sin democracia sería una Europa sin identidad ni dirección.
Os convoco para que toméis las decisiones que se esperan de nosotros.
Por nosotros, por las generaciones futuras y por la historia de los griegos.
Por la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo.

2 comentarios:

  1. Os adjunto el Editorial del País que explica desde una perspectiva distinta el discurso de Tsipras

    Salvo milagro imprevisible, las negociaciones del segundo rescate a Grecia han desembocado en un rotundo fracaso. Antes incluso de celebrarse la reunión del Eurogrupo de ayer, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, las abortó de facto al convocar a sus conciudadanos a un referéndum contra el presunto intento de sus socios de “humillar al pueblo griego”. Del tono y contenido de la convocatoria queda claro que su Gobierno no busca nueva legitimidad democrática para una modificación de sus promesas electorales en sentido realista, sino una votación contraria a las últimas propuestas del resto de los Diecinueve, en clave de orgullo nacionalista.


    Editoriales anteriores

    La decisión es política (22/06/2015)

    Un acuerdo necesario (20/06/2015)

    El día D (15/06/2015)

    Aunque en toda negociación las dos partes son en alguna medida corresponsables, la carga de la prueba corresponde en este caso a Tsipras. Porque la presunción de la principal responsabilidad suele recaer en quien se levanta abruptamente de la mesa. No siempre es así. Pero lo es sin género alguno de duda cuando, como es el caso, las posiciones se habían acercado muy notablemente. De hecho, la diferencia numérica entre el ajuste asumido por Grecia (8.000 millones) y el pretendido por el resto (11.000) apenas alcanzaba los 3.000 millones. En algún capítulo reputado como esencial (la recaudación del IVA) apenas superaba los 100 millones; y se dio la paradoja de que los acreedores exigían más recorte en el gasto militar (400 millones) que el que la coalición griega de izquierda radical y derecha ultranacionalista pretendía: cuando los principales perjudicados de ese menor gasto habrían sido los propios acreedores.

    La salida del referéndum es intempestiva. Es la reacción a una oferta en la que cabían matices; cuando se vote, difícilmente estará vigente, superada por los acontecimientos probables. Pero es además una falsa salida. Los referendos los carga el diablo del azar y/o la pasión, y este aún más, por cuanto el Gobierno griego pretende que los ciudadanos asuman una perjudicial secuencia de corralito-suspensión de pagos-riesgo de exclusión del euro, cuando se manifiestan en las encuestas favorables en un 73% a seguir en la moneda única.

    Si la coalición de Tsipras tiene problemas internos, la forma más desleal de dirimirlos es no asumirlos con entereza y, al contrario, trasladarlos a la sociedad para que sea esta la víctima de la bipolaridad. Resulta además infantil solicitar una prórroga del rescate hasta el día del referéndum precisamente a aquellos contra cuyas propuestas se pretende organizar ese mismo referéndum. Se entiende que Tsipras y los suyos se sientan emparedados entre la utopía de sus promesas y la realidad política continental, pero no hasta el punto de que, mientras vejan a sus acreedores —con expresiones como las de “criminales”, y términos como “chantaje” y “pillaje”— les pidan ayuda contra ellos mismos.

    Si Tsipras parecía haber iniciado el camino hacia un cierto pragmatismo, lo colma ahora de insensateces. No por ello el Eurogrupo debe perder los nervios ni las formas, sino atenerse a sus deberes: dejar siempre expedita la eventualidad de un retorno al pacto y proteger especialmente del contagio a sus socios más débiles. Este drama es muy grave para el euro y para Europa. Que no se convierta en tragedia.

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  2. Veo que, dada mi inexperiencia, no he borrado lo de Editoriales anteriores etc.
    Lo lamento

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