Los diputados, como
la sociedad francesa, están divididos. Para la derecha, Francia no puede
convertirse en el estercolero del mundo y acoger a milicianos armados hasta los
dientes y con las manos llenas de sangre. Los liberales y la izquierda piden
que la República se mantenga fiel a su tradición de asilo, que acoja dignamente
a los refugiados y defienda los derechos humanos frente a la exclusión, al
racismo y al fascismo.
En este clima de
crispación, el Ministro del Interior se dirige al Parlamento:
“Hay madres e
hijos, viejos y enfermos, civiles y militares. Hay de todo. Hay héroes y
fugitivos, valientes y canallas, hombres honrados y malhechores, inocentes y
bandidos, hay madres que agonizan y heridos de cuyos muñones escapa la sangre y
el pus de la gangrena a través de vendajes realizados rápidamente. Y toda esta
humanidad de pesadilla viene a chocar contra las barreras que hemos dejado
caer, desde el 28 de enero, en los umbrales de nuestra frontera. Y detrás de
esta cancela hay fusiles y ametralladoras, que son los atributos de nuestra
fuerza y los medios legítimos de nuestra salvaguarda. Si así lo queremos, toda
esta masa hambrienta y miserable no pasará, no franqueará la barrera de hierro
y fuego que podemos oponerles. Pero frente a las ametralladoras, entre ellas y
las súplicas de estos rostros llenos de miedo y de angustia, está el rostro
tranquilo, dulce y grave de Francia…Y creo que insultaría a esta Asamblea si
preguntara si hay alguien en ella que hubiera preferido que Francia dejara
hablar a las ametralladoras.”
Ayer, hoy, mañana....
¡¡Siempre la misma música y el mismo dolor!!
Gracias Paco. Dicen que la Historia no se repite.... pero las historias ¡qué parecidas son!; hasta que los hombres no nos hagamos más humanos; encima llamamos y hablamos de "Derechos Humanos".
ResponderEliminar¿Por qué cuanto más ricos somos.....
menos solidarios semos?