Popper escribió su “Miseria del historicismo” y Habermas
habló de que “la filosofía de la
Historia es delirante”.
En ambos casos se trata de no aceptar que el conocimiento
nos permita conocer la leyes que determinan (en base a una racionalidad previa
que dirige el movimiento) el sentido de los sucesos y deducir los principios de
la acción política del Estado. Tal era la pretensión de Hegel y de Marx, y el
Historicismo. Como, aunque con otro carácter los principios se deducían de la
Ley Natural basada en la Divina Providencia. En ambos casos esas ideas previas
constituyen lo que entendemos por “ideologías”.
Algunos han considerado que las ideologías han dominado
durante mucho tiempo pero ha llegado el momento de su ocaso y de su
desaparición. (Fukujama dixit). Con esto parece que ha desaparecido la
Modernidad y estamos en la posmodernidad porque hemos llegado al “Fin de la
Historia”. Ya no hay más que historias porque hemos llegado al triunfo de la
“democracia liberal” toda vez que ha “caído el muro de Berlín”.
Eso es lo que quisieran algunos, sobre todo los poderosos.
Creo que la filosofía ha sido y es mucho más que Filosofía
de la Historia. Es sobre todo “crítica”. Y lo es porque lo propio de la
filosofía es la duda y la búsqueda de la verdad. No es el camino para
“conocerla” como si la Verdad estuviera ahí para que vayamos de la mano de la
Filosofía a conocerla. Como si la filosofía fuera una presentadora. Eso es lo
que hacen las ideologías, presentarnos la Verdad, (generalmente imponiéndola
desde un poder generado por….) para que desde ahí podamos “deducir” (o los
deducen los poderosos…para imponerlos) los principios que han de regir nuestro
pensamiento, acción etc. etc. Ideología son el cristianismo, el islamismo, el
capitalismo, el comunismo, y en general los ismos de casi toda índole.
La posmodernidad es escéptica; confunde el no poder conocer
“La Verdad” con que cualquier conocimiento es “opinable” y todas las opiniones
son iguales. Por eso no hay Historia sino conjunto de historias; para delirio y
deleite de los poderosos que, como no necesitan ideología, tienen el poder para
imponer y construir la historia que ellos quieren poniendo el cartel ideológico que mejor les venga.
Eso es lo que significa el triunfo de la "democracia liberal" que viene a significar el triunfo de la "especulación financiera", debido a la desaparición de una "clase trabajadora" que ahora es clase media. Porque han desplazado el trabajo sucio y pobre hacia el tercer mundo; y las guerras y las tensiones también ante un supuesto enemigo "Externo". (Películas de James Bond).
Frente a eso el pacto social es el proceso en el que
convergemos mediante el reconocimiento del otro, al margen del poder, simplemente
por el hecho de reconocer que es otro yo. A partir de ese reconocimiento
podemos acordar inductivamente, no deductivamente, lo que consideramos que es
“justo” y fundamentar la ley en un diálogo que llena de contenido el
reconocimiento mutuo como sociedad. Y mediante eso via “pragmática”, concreta,
experiencial, intentaremos que los poderosos tengan que someterse a eso que
hemos establecido por ley.
Y ese proceso no tiene nada que ver con el triunfo de la
“democracia liberal” que dicen algunos. Simplemente es democracia y lucha por
hacer efectivos lo que ya hemos llegado a formular como “Derechos Humanos” y que
el triunfo pretendido de la democracia liberal se está cargando.
Filosofía de la Historia, tal como la entendió Voltaire
contra la teología racional, no juzga a los vivos por los muertos, sino que se
esfuerza en el pathos de la comprensión en una pluralidad de interpretaciones.
Nota: esta rotunda frase final está copiada de Ramón
Alcoberro.
No se muy bien qué rayos de historia es esa de la democracia liberal. Se la atribuyo a cierta política mu echá palante y/o a los mass media como leve, ligero escudo transparente de la fechoría de estar todos —salvo algunos exclusivamente digitales— al servicio de los tragadólares-miraombligos de las finanzas y la jodida economía. Incluídos EL PAÍS y la SER, que mira que tienen Inri!
ResponderEliminar¿Escribí fechoría? Me arrepiento, canallada y vil.