No creo que mi soliloquio sobre el delito de odio estuviera fuera de lugar; lo que sí estaba mal era mi capacidad de distinción. Ha venido en mi ayuda una carta al director que deja todo en su sitio. Sin excusas; mi soliloquio concluía erróneamente porque no fui capaz de llegar un poco más allá. Reconozco mi insuficiencia argumental, y me sumo al autor de esta carta al director. Gracias a los dos comentarios que intentaron señalarme el camino correcto.
Es que el compartir es lo más enriquece.... amigo
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