Cuando la sociedad se acerca a una situación límite, es inevitable que el ciudadano se haga preguntas sobre el sistema democrático que vive, impensables en otras circunstancias.
Por ejemplo, si la mayoría decide ir en contra de valores esenciales a la misma democracia, el gobierno elegido por esa mayoría también seria democrático? Siempre hay que aceptar la voluntad de la mayoría y la única condición de su legitimidad es el voto?
En la historia, se encuentran respuestas diferentes y, quizás, el factor común cuando se llega a una situación límite, siempre ha sido el desgarro y la división de la sociedad.
Es muy posible que no exista ninguna respuesta, pero las preguntas parecen inevitables.
Me ha recordado este comentario lo ocurrido en Argelia a principios de los noventa, que ganó el FIS (Frente Islámico de Salvación) la primera ronda de elecciones a la Asamblea Nacional. Un partido que discrepaba sobre la deseabilidad de la democracia y el ejército clausuró esas elecciones.
ResponderEliminarArduas preguntas surgen, sí. Claro que la Europa de hoy se encuentra a años luz de la Argelia de ayer, pero cuando las barbas de tu vecino —el del norte, el primo anglosajón que vive al otro lado del charco— veas pelar, pues ya sabes.