"El monte Yu-shan está casi en el centro de la isla, por donde pasa el ilusorio Trópico de Cáncer. Más de las dos terceras partes de la isla son montañas preciosas con una flora (como esta orquídea) y fauna muy diversa y dignas de un viaje para conocerlas", SR, Taipei
En Taipei donde yo habito
viven hombres muy sencillos
animadores del ritmo
en nuestro mundo vivido.
I.
Por gentil cortesía,
dejadme mencionar primero
a la encantadora anciana
que, disfrazada de andrajos,
su oficio de pobre ejerce
en la esquina de mi casa.
“Lao-pan”, “patrón”,
con amable voz me llamó
cuando por vez primera,
agradeciendo mi limosna,
cruzamos nuestras miradas
inicio de relación amistosa.
Un buen día coincidimos
en la salida del metro,
un digno y limpio gabán
ocultaba sus harapos,
sin que identificar yo pudiera
a su joven compañero.
Con frecuencia nos vemos
en los rincones del barrio,
al oír la voz de “patrón”
ya sé quien me está llamando,
a los ojos nos miramos
pues bien sabemos los dos
quien necesita a quien.
II.
Es un hombre maduro
quien recoge las basuras
del bloque en el que vivo.
En otros tiempos mejores
exitosa empresa tuvo
y ahora vive en los recuerdos
de sus glorias del pasado.
Se enteró de mis oficios de antaño,
con voz bien alta y pomposidad vacía,
Mr. Lu me llama, compañero suyo
me hace de sus bromas y añoranzas.
III.
Verdadera delicia
es el joven matrimonio
del mercado de las flores.
En los fines de semana venden
las orquídeas más hermosas
al precio más razonable
que, la dueña con mi esposa,
ajustan en cada compra
como si fueran hermanas.
Disfruto cuando las dos dialogan
pues al cabo de los años
conocen sus tretas mutuas.
Rebosante de vida, a la joven dueña
le cuesta desprenderse de algunas
de las plantas, mas ninguno de los dos
maridos osamos intervenir. Yo,
desconozco el precio del mercado,
mas él sabe los cuidados de su dueña.
De todo y de nada hablamos, esperando
en respetuoso silencio, el ajustado final
que los dos conoceremos solo cuando
las orquídeas hayan sido confirmadas.
Al menos, el joven marido,
me supera en atención y respeto,
comenzó a estudiar español
y ahora por su maestro me toma.
Ilusionado yo sigo,
en convertirme algún día
en aventajado aprendiz
de quien vende las orquídeas.
SANTIAGO RUPÉREZ
Taipei
Lao-Pan,
ResponderEliminarMuchas gracias por este trozo de vida desde Taipei.
La orquídea es para mí una de las flores más delicada y hermosa. En mi despacho tengo tres. Dos, han dado flores durante el invierno y la tercera, a punto de florecer, como un regalo de la primavera.
Al mirarlas, pensaré en Taipei