Si una ventana rota no se repara, los vándalos tenderán a romper unas cuantas más, quizá irrumpan en el edificio y, si está abandonado, es posible que lo ocupen y hagan fuego dentro1.
1 De un artículo titulado Ventanas Rotas de J Q Wilson y G L. Kelling, que apareció en la edición de marzo de 1982 de la revista literaria y cultural The Atlantic Monthly.
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