Impresionante el "Aún aprendo de Goya". A los 78, sin hablar una palabra de francés, deja España para instalarse y morir en Burdeos, entre sus amigos liberales exiliados allí. En los últimos años de vida, se aleja de la pintura negra, del duelo a garrotazos, de saturno devorando a sus hijos y, con técnica casi impresionista, pinta la "Lechera de Burdeos" con una rara expresión de sosiego y de paz.
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