martes, 27 de mayo de 2014

El beso...


El beso de Doisneau
"....En otra imagen está solo en París, en una callejuela del Barrio Latino, que a las ocho de la mañana, recién regada, olía a cruasán. Allí olió también por primera vez la libertad. Todos los jóvenes le parecían Yves Montand, todas las chicas eran Brigitte Bardot y las parejas de enamorados se besaban a la luz del día en los muelles del Sena. Todavía conserva llenos de polvo los libros del Ruedo Ibérico que compró en aquella librería de un exiliado español. Entonces cualquier viaje a Europa era iniciático. El muro de Berlín, la discoteca Paradiso de Ámsterdam, el cielo bruñido sobre los acantilados de mármol de Grecia, aquellas chicas que bajaban desde el corazón de Escandinava a nuestras playas, novias de verano, que en el sexo no exigían nada a cambio salvo sentirse libres. En efecto, él era muy joven y soñaba que un día aquella Europa de ríos navegables, de democracia y cultura abierta, de vacas con ojos azules, de Erasmo y de Voltaire, acabaría por sacudirnos la caspa negra del franquismo. Hoy siente una asfixia ante el descalabro de aquel proyecto europeo que ha sido invadido por burócratas corruptos, mediocres. Ante el dilema de pelear o soñar, este ciudadano guarda sus últimas fuerzas para que nadie le arrebate aquel sueño de juventud, que es su último bastión para no sentirse derrotado".
(M. Vicent. El País 25/05/14)

1 comentario:

  1. “Guardamos nuestras últimas fuerzas para que nadie nos arrebate aquel sueño de juventud, que es nuestro último bastión para no sentirnos derrotados", por supuesto que sí!

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