"¿Quiénes se creen los españoles? Tan vanidosos ellos, jactándose de lo malos que son sus políticos, creyéndose los dueños de la mediocridad. ¿No se dan cuenta de que en el deporte del populismo barato, la irresponsabilidad, y la estupidez sencillamente no compiten a nivel internacional?
Concedo, eso sí, que la política española es un aburrimiento. Pero el aburrimiento es una virtud cuando uno ve la histeria colectiva a la que sucumben los seguidores del posible futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o a la que sucumbieron los de su primo político inglés, el eurófobo Nigel Farage (aunque, para ser justos, Farage viajó a la coronación de Trump en la convención republicana de Cleveland y confesó que por primera vez en su vida se sentía “de izquierdas”)
Se dice a veces que existe también un culto a la personalidad alrededor de Pablo Iglesias. Pero, primero, el líder de Podemos no ha llegado ni de cerca a cautivar a la mitad del electorado nacional, como Trump; y, segundo, sería absurdo compararle con un hipernarcisista magnate que se postula como defensor de los marginados. Iglesias es inteligente y culto; propone políticas debatibles, no basadas en una visión alucinógena del mundo; y habla como un adulto, en frases completas, generalmente no en la primera persona del singular. Se tacha a Iglesias de populista pero es el colmo de la sensatez, la mesura, el pragmatismo y la racionalidad comparado con el hombre que de aquí a seis meses podría tener el control del arsenal nuclear más temible de la tierra.
Lo cual nos lleva al argumento más irrefutable en contra de aquellos españoles que insisten en la excepcional mediocridad de su clase política: ninguno de los cuatro partidos políticos más importantes de España ha apelado al racismo o la xenofobia para conquistar votos. Las condiciones han existido para que tal partido surgiera. Ha habido mucha rabia, mucha inmigración y mucho desempleo. Pero, a diferencia de lo que vemos en el resto del mundo rico occidental, nada de eso hay en España, una isla de decencia rodeada de un mar de mezquindad. No se puede repetir demasiadas veces lo admirable que es esto, lo que dice de la singularidad de los políticos españoles y, ante todo, de la generosidad de los ciudadanos que representan. Por más que insistan en no ser generosos consigo mismos". (El País/1/08/16)
Gracias, amigo Contribuyente.
ResponderEliminarLo leí hace un par de horas. Aplaudiendo, pero saboreando un cortadito y amarrado al duro banco de trabajo pues no tenía mar a mano y era pronto aún para bebidas refrescantes, ¿me pasará algo?, ¿afectará de forma negativa a mis desgastadas neuronas? Oooohh ...!!
Un cortadito ya es una bebida, de verano también, aunque no (necesariamente) fresca...
EliminarMe quedo con el final del artículo
"...Ante todo, de la generosidad de los ciudadanos que representan los políticos. Por más que insistan en no ser generosos consigo mismos"
Hay excelentes especialista de Psicología en JubJub que podrían ayudarnos a comprender esta aparente contradicción sobre la generosidad.. Pero en verano y con la calor...
¡Ahora mismo me daría un chapuzón si pudiera tras leer esta alegre, desenfadada y refrescante crónica política!
ResponderEliminar‘Ara que tinc vint anys’ intentaré el salto en el vacío de desambiguar (Wikipedia dixit) esa frase de John Carlin: “la GENEROSIDAD de los ciudadanos (a los que) que representan los políticos. Por más que insistan (los ciudadanos) en no ser GENEROSOS consigo mismos”.
ResponderEliminarJ Carlin no es español de nacimiento sino de adopción —to begin with, que diría él para empezar—. Importante precisión, creo yo, ya que significa que no ha vivido el complejo de inferioridad (léase pésima autoestima) respecto de Europa que vivimos durante la dictadura franquista, y que intentamos transmitir a nuestros hijos aunque espero que no hayamos tenido éxito.
Con la estupidez, la mediocridad y la corrupción ni se puede ni se debe ser generoso por muchos favorables estudios comparativos que quiera mostrarnos y en los que pudiera estar acertado, no digo que no. Si lo somos, generosos, seguramente pecamos de ignorancia, estulticia o, lo que es peor, de connivencia y falta de criterio ético. Lo que para él podría ser generosidad para nosotros sería individualismo, falta de conocimiento y criterio ante los ‘mass media’ que todo lo airean pero nada censuran, limitándose a exponer, quizá hasta lamentar pero no a exigir responsabilidades hasta sus últimas consecuencias. Espero que nuestro buen John no haya olvidado cuánto y porqué se dimite en esos país con los que nos compara.
Y, por qué dice quien esto escribe que ahora tiene veinte años, se preguntará quien esto lea: bien, pues porque encontré ‘la llave de la ciudad perdida’ en mi garita de guardia de verano. A Serrat se la dio … ‘ella’, por lo visto.
Ya veo que no abandonas la garita ni con los calores del verano. Gran mérito, compañero!!
EliminarLo más importante es haber encontrado la llave de la ciudad perdida o prohibida. Si "ella" dice que la llave se la dio a Serrat, yo no le daría más vueltas...y volvería a escuchar "tan joven y tan viejo..."
A la mirada de J.Carlin no le falta razón y enfoca la realidad española con un cierto sentido del humor que ayuda a respirar..
A mí me parece más preocupante nuestra impunidad que la corrupción. Y, también, preocupante la gran dificultad que tenemos para contar y contarnos nuestra historia y nuestro presente. No porque seamos más crueles, mezquinos y mentirosos que otros países de nuestro entorno. No lo creo. Sino porque no hemos sido capaces todavía (y ya hace años..) de elaborar un discurso donde la inmensa mayoría se sienta cómoda y se reconozca.
La generosidad es un gran valor que la sociedad ha puesto de manifiesto, a lo largo de esta interminable crisis.
La solidaridad y la resistencia civil deberían ser el punto de partida de un discurso que, al día de hoy como diría Pedro Sánchez, está todavía por elaborar en el espacio político..
Ni siquiera sabemos, si nos volverán a llamar a las urnas...
Efectivamente, qué aburrimiento!!
Nada más cierto, compañero de guardias, resulta aburrido escuchar una y otra vez los mismos vacíos. Los gritos del silencio atronan los oídos.
EliminarSoy un seguidor de Carlin hasta cuando escribe sobre fútbol. Sabe mucho de eso también, y el artículo de referencia se lee con gusto y se le agradece su contenido.
Respecto a la desmemoria nacional se me ocurre que no es asunto superficial: tenemos demasiados muertos en el armario. Que no queremos abrir. Quizá por miedo o por odios no superados.
Tinto de verano !!
Coincido: Demasiados muertos en los armarios y en las cunetas. Para los últimos, la solución es tan simple como enterrarlos o dejarlos enterrar dignamente.
EliminarLos primeros, es más una cuestión de violencia entre mafias. Pero la "cosa nostra española" es más menejable que la italiana. Al día de hoy...
Si fuera por E Aguirre, ella torpedearía la Ley de Memoria Histórica (sic). Paco, yo estoy cansado de oír por muy diversos ambientes que lo mejor es no remover el pasado, que eso es absurdo. Si sumamos a ello la rampante' impunidad' + jueces mirando a Júpiter, ¿no estaremos ante una omertá o spanish typical mafia?
EliminarSi fuera por E Aguirre, ella torpedearía la Ley de Memoria Histórica (sic). Paco, yo estoy cansado de oír por muy diversos ambientes que lo mejor es no remover el pasado, que eso es absurdo. Si sumamos a ello la rampante' impunidad' + jueces mirando a Júpiter, ¿no estaremos ante una omertá o spanish typical mafia?
EliminarNo lo sé. Pero me pregunto qué ganamos la mayoría de los españoles mirando para otro lado y me pregunto qué ganan los más jóvenes pudiendo vivir en un país mejor y más digno.
EliminarEs verdad que llevamos muchos años en una situación inaceptable y que existen intereses todavía para negar la evidencia...