domingo, 21 de agosto de 2016

Los JJOO y el Callejón del Gato

Mi admiración, cariño y aplauso a quienes han participado en los JJOO de Brasil 2016


España, con 46 millones de habitantes, obtiene en proporción el mismo número de medallas que los EEUU de América con sus 340. La base demográfica de los países es un criterio de ponderación que acabo de inventarme pero no más tonto ni más perspicaz que cualquier otro si es que lo hay.

Lo que ya es más preocupante y triste es el cinismo con que vitoreamos hoy a nuestros héroes y heroínas para olvidarlos mañana: acaba de empezar la liga de fútbol que mueve las sartenes y pucheros donde se guisan, cuecen y afanan los miles de millones. Volveremos, pues, a vivir de cosas serias, o sea, de cosas con las que no se bromea; de las cosas de comer, en una palabra.

Se apagarán los focos de los escenarios olímpicos por otros cuatro años y los medios de comunicación volverán a su bombardeo habitual con horas diarias de estúpidas menudencias sobre alineaciones, lesiones, fichajes, ininteligibles declaraciones de futbolistas y entrenadores, etc. El deporte de base y el atletismo -citados y promocionados a rácanas cuentagotas- seguirá buscándose como pueda la vida y la subsistencia, merodeando por los descampados de la indigencia y llamando a puertas de empresas y organizaciones con la mano extendida. Usted perdone, señor.

Y es que el deporte forma parte de la educación y de la cultura. Que en España trapichean con migajas en medio de la despreocupada y bulliciosa nocturnidad del Callejón del Gato.

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