sábado, 7 de abril de 2018

Un odio que se incrusta


"En el mayo del 68, cuando el poder gaullista se unió al Partido Comunista de Georges Marchais para denunciar a Daniel Cohn Bendit como un conspirador “judeo-alemán”, no vacilamos un segundo para salir al bulevar Saint-Germain gritando: “¡Todos somos judeo-alemanes!”. Hoy en día, cuando, según la ONU, medio millar de inmigrantes y refugiados han muerto en el Mediterráneo en lo que va de 2018, y ante la existencia de campos de internamiento de extranjeros por doquier en Europa, las voces más altas son las que claman “fuera, fuera”, y muy pocas son las que se atreven a contestar: “¡Todos somos inmigrantes, mujeres, musulmanes, judíos y negros!”. Lento y seguro se incrusta el odio" (Sami Naïr, elpaís, 7/04/18)

1 comentario:

  1. Maquiavelo, escribiendo sobre la paz en la Esparta en paz y unida bajo las leyes de Licurgo, explica que pudo ser así por dos causas:

    "...la primera, que los habitantes de esparta eran pocos y, por ese motivo, podían ser gobernados por pocos. La segunda, que al no aceptar forasteros en su república, no tenían posibilidad de corromperse o de crecer tanto que resultara insoportable para los pocos que la gobernaban".
    (Discursos sobre la primera década de Titos Livio)

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