viernes, 24 de junio de 2016

Carta abierta a Lucas Maier

Siempre es bueno —y desde luego mejor que su contrario— jugar la carta de cierto humor que, si además no marchita la esperanza, pues miel sobre hojuelas. Me refiero a su publicación en nuestro blog de ciertas imágenes y un comentario cuando humeaba todavía el cañón que disparó ese Brexit. Les felicito hasta un punto pero no más allá.

Y ello porque pienso que la situación de la Unión Europea es de intervención urgente. A vida o muerte diría yo. Créame, no dramatizo: tenía que haber estado usted, señor Lucas, de este lado del teléfono a mediodía de hoy atendiendo una llamada de frustrada desesperación desde cierta capital europea.

Una hora y media larga de protestas, desolación, temor al futuro y rebelión vacía de oponente tangible contra el que intentar asestar golpe alguno. Venían de una mujer muy joven, decidida y valiente con alto nivel cultural que expresaba gran temor por sus amistades que dejó en el Reino Unido, tanto como por el futuro de Europa en general y de los más jóvenes en particular.

En esas circunstancias uno suele apelar a su —supuestamente— nutrido acerbo de experiencia, información, paciencia y sosegada visión histórica del mundo que casi siempre nos aportan los años. Pero era tal era el grado de tristísima frustración que mis escasas palabras se perdían inocuas en el éter. Me pregunto si la conversación desarrollada podría ser paradigmática de la juventud a la que educamos en valores y realidades que creímos seguros y protegidos. Carezco de una respuesta elaborada si bien trabajo en ella.

Me consuela pensar que, como ustedes insinúan, son las generaciones más jóvenes junto con la población de las grandes ciudades los que más a favor estaban de la permanencia de UK en la UE.

No entraré en más detalles aquí y ahora, solo quería hacerle  partícipe de mi profunda pena, y a no dudarlo, también de desahogarme con usted. Sus inserciones y las de su equipo en nuestro blog me ayudan a formar un mundo de ideas por lo menos algo diferente del que vivo a diario en mis entornos. Se lo agradezco de corazón y no bajen la guardia ni la frecuencia de sus colaboraciones. Espero no haberle molestado.

Un cordial saludo,

2 comentarios:

  1. En estos momentos, todo es posible.
    La Unión puede desaparecer.
    No es el tiempo de analizar las causas de este desastre, aunque habrá que hacerlo con urgencia.
    Es para mí, todavía, el tiempo de la esperanza y
    tengo dos razones importantes para seguir esperando:
    La primera es el instinto de vida de las nuevas generaciones que no renunciarán a un futuro que les pertenece.
    La segunda es que los nacionalismos no servirán para solucionar nuestros problemas. Los agravará hasta llegar, una vez más, a la extrema violencia en defensa de los llamados intereses nacionales. Y si se llegara a esa situación, la Unión volvería a ser la única alternativa de paz y de convivencia.
    Cuando hables con "esa mujer muy joven, decidida y valiente, con alto nivel cultural", le dices, si no te importa, que no se sienta sola. Somos millones quienes queremos construir puentes en lugar de muros y millones quienes seguiremos trabajando por la Unión. Nada está escrito y el futuro depende de nosotros.
    Dile que sí, que sí, que podemos...!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Acabo de reenviar este Comentario a la protagonista en la sombra de la carta abierta anterior. Si nos unimos y apoyamos, estamos salvados!!

      Eliminar

Gracias por opinar.