lunes, 27 de junio de 2016

Me digo a mí mismo


El voto no es cosa de necesitados ni de los más pobres. Pasan de eso mucho y muchos.

Ni de los vagos, los del sofá, las series de TV y el fútbol que pululan quizá en exceso para mi gusto pero ahí están. Pasan mucho de votar, y muchos.

Ni de buena parte de la juventud que busca, como yo quizá lo haría también, ese lugar al sol en que les acoplamos sus padres. Pasan mucho de votar, y muchos.

Ni de los ignorantes, que llaman chorizos a los políticos con justa indignación pero no saben o no se atreven a ir más allá. Los castigan no votando (!). Para que aprendan, dicen; que son todos iguales, añaden. Y pasan mucho de votar. Demasiado quizá.
Ni de los que dicen 'no es eso, no es eso ...', o se rebotan de forma insufrible por aquel quítame allá esas pajas que dijo en aquel entonces y aquel allí mengano. Mal dicho y hecho pero pajas al fin y al cabo. Estos también pasan mucho de votar. Son muchos, creo.

Quedan los cultos, los ricos (en número muy superior a los que, ingenuo de mí, pienso que existen) y sobre todo los concienciados. Ítems que supongo atañen a mi persona en mayor o menor medida. La mayoría con miedo a perder lo que tenemos o suponemos tener. El miedo guarda la viña y la moderación conserva los alimentos. Sobre todo los langostinos y el caviar: en España y en la entera Europa.

Virgen del Rocío, qué pena tan grande nos dan los precarios y los parados, los interinos, las colas a pie del banco de alimentos, los inmigrantes, los emigrados —¿qué tal os va por ese Londres, hijos e hijas queridísimas?, ¡cuidaos mucho!—, los desahuciados, los millones que aspiran a mísero refugiado.

Pero es que necesitamos más, mucho más dinero. No hay otra forma: que los radicales, comunistas y socialistas lo que reparten es la pobreza. Y todo atesoramiento es poco para reinvertirlo en apoyar a valientes emprendedores y crear muchos y mejores puestos de trabajo que hagan innecesaria esa supuesta reforma fiscal que algunos pretenden ‘progresista’, pues con los impuestos que pagarán van a nutrir las arcas del estado y la Seguridad Social. Qué digo, que ya las están engrosando ese millón de puestos de trabajo nuevos. Menos mal, esto mejora poco a poco. Preferible así si bien lo miras, que las prisas no son buenas consejeras. Para nada ni nadie.
El estado con sus técnicos ya se encargan de profundizar y sobre todo ampliar el estado de bienestar (welfare european state) para todos y en especial para los más débiles, que estamos pelín por debajo de la media del área euro en gasto social (4.693 €/habitante/año menos). Y eso tampoco.

Es lo que se ha dado en llamar —con muy buen sentido— lucha contra la desigualdad (antes de la era políticamente correcta, justicia a secas).
Sin olvidar —Dios nos libre— a tantísima benemérita ONG, que los españoles somos muy pero que muy solidarios por naturaleza, por ciencia infusa. Tampoco olvidamos aquí y ahora a tanto suegro y abuela que, con abnegación y olvido de sí mismos, ayudan a salir adelante a los suyos: ¡adelante con denuedo, amigos y amigas!

Y encima a esto algunos lo llaman con despreciativo desdén neoliberalismo y/o austericidio: encima desagradecidos. Pero bueno, con eso ya contábamos.

2 comentarios:

  1. Todo llega a su debido tiempo..... Hay un tiempo para el éxito y otro para el fracaso (por así decir) O mas bien, su tiempo no ha llegado todavía..... Que todo lleve al bien de todos. La unión hace la fuerza...
    Nada mas,

    Piedad

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  2. Muy completa explicación .Es muy difícil encontrar un líder q se preocupe realmente x la gente .
    Malos políticos actualmente en todos los países.

    Aquí ni les digo con el q tenemos , ha sido uno de los peores junto con Echeverría 1970 !
    Graciela H

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