Nota: el original viene acompañado de una foto de la Asamblea de la CUP donde se toma la decisión de participar en la votación del 21 de diciembere. No sé si la puedo poner aquí.
Desde que el 3 de enero de 2017 la
CUP se cargara a Artur Mas, buena parte de los líos del procés se han conducido bajo su lógica más o menos
delirante y absolutamente cínica.
1º.- Cuando Carles Puigdemont
estuvo a punto de convocar elecciones autonómicas como vía de salida al enredo
de la declaración/no declaración de independencia, la CUP organizó una movida a
las puertas del Parlament donde chavales, sin otra cosa que hacer, gritaron
durante unas cuantas horas “Puigdemont traidor”, o en versión catalana,
“Puigdemont butifler”. Según dicen las crónicas, el inefable Puigdemont
consideró que, después de oír estos gritos, el Estado opresor no ofrecía
suficientes garantías para que la convocatoria de elecciones autonómicas
frenara la aplicación el artículo 155 de la Constitución.
2º.- Desde el instante mismo de la
declaración fallida de independencia, quedó claro que la mayoría del Parlament quedaba desengañada a su modo, salvo la CUP. Por eso la fotografía del
momento histórico de la DUI fue tan significativa:
Puigdemont rodeado de los revolucionarios de la CUP felices puños en alto,
mientras los demás, con gesto grave, entendían que era un salto retórico al
abismo. Los juntspelsistas han acabado
procesados, algunos con sus huesos en la cárcel, otros protagonizando un exilio
de opereta, todos plegados a la evidencia del vacío internacional y la
legalidad, mientras la CUP se ha reservado el marchamo de ser los auténticos
independentistas, eso sí, sin imputados, ni encarcelados, ni exiliados, y dando
lecciones de compromiso.
3º.- Pero cuando todos creíamos que
la CUP, como guardián de las esencias y coherencia del “izquierdismo”
independentista, rechazaría de plano la convocatoria de elecciones convocadas
por aplicación del 155 (que ellos mismos han considerado “ilegitimas”) nos
encontramos con la sorpresa de que en la consulta de la CUP a sus bases 9 de
cada 10 han votado concurrir a las elecciones del 21-D.
No nos engañemos, la enfermedad de
la gente de la CUP es la misma que yo tuve cuando a mis 19-20 años militaba en
la Liga Comunista Revolucionaria. Es la típica enfermedad de un pijo burgués,
como era yo en esa época, que juega a revolucionario con camisetas de eslóganes
más o menos llamativos, pero que en definitiva se mantienen en el machito del
sistema vendiendo rupturismo con pamemas provocadoras como expropiar la
catedral de Barcelona para convertirla en economato, sodomizar santos, cambiar
tampax por esponjas marinas o bajar a Colón del pedestal. Pero llegada la hora
de la verdad estos revolucionarios se pliegan al sistema; porque no participar
en las elecciones y quedar fuera del futuro parlament significa quedarse sin
financiación y, ¡¡¡¡ojo!!! la pela es la pela y ser revolucionario comiendo
solo bocadillos de mortadela es muy duro.
Sin embargo, no conviene tomarse a
estos pijoizquierdistas en broma porque tontos no son. Con poco más de 300.000
votos han manejado una comunidad rica y poderosa de ocho millones, pilotada en
teoría por una coalición que tenía más de millón y medio de sufragios. Ahora
van en solitario para mantenerse como guardianes de las esencias
independentistas, sabiendo que PDeCAT y ERC por separado se van a desgastar en
disputas y broncas sobre la responsabilidad del fracaso, mientras ellos se
mantienen levitando sobre el bien y el mal. Con el PDeCAT prácticamente fuera
de combate, ahora la CUP mandará el eje de izquierdas volviéndose a colocar con
viento a favor.
Pero eso le pasa a la derecha burguesa catalana por tener estos compañeros de viaje, porque quien con niño se acuesta meado amanece.
Pero eso le pasa a la derecha burguesa catalana por tener estos compañeros de viaje, porque quien con niño se acuesta meado amanece.
¡¡¡¡¡Visca Catalunya y que déu ens agafi confessats!!!!!
Un abrazo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar.