jueves, 16 de noviembre de 2017

QUIEN CON INFANTES PERNOCTA, EXCREMENTADO ALBOREA

Esto me envía un amigo muy querido:

Nota: el original viene acompañado de una foto de la Asamblea de la CUP donde se toma la decisión de participar en la votación del 21 de diciembere. No sé si la puedo poner aquí.

Desde que el 3 de enero de 2017 la CUP se cargara a Artur Mas, buena parte de los líos del procés se han conducido bajo su lógica más o menos delirante y absolutamente cínica.
1º.- Cuando Carles Puigdemont estuvo a punto de convocar elecciones autonómicas como vía de salida al enredo de la declaración/no declaración de independencia, la CUP organizó una movida a las puertas del Parlament donde chavales, sin otra cosa que hacer, gritaron durante unas cuantas horas “Puigdemont traidor”, o en versión catalana, “Puigdemont butifler”. Según dicen las crónicas, el inefable Puigdemont consideró que, después de oír estos gritos, el Estado opresor no ofrecía suficientes garantías para que la convocatoria de elecciones autonómicas frenara la  aplicación el artículo 155 de la Constitución.
2º.- Desde el instante mismo de la declaración fallida de independencia, quedó claro que la mayoría del Parlament quedaba desengañada a su modo, salvo la CUP. Por eso la fotografía del momento histórico de la DUI fue tan significativa: Puigdemont rodeado de los revolucionarios de la CUP felices puños en alto, mientras los demás, con gesto grave, entendían que era un salto retórico al abismo. Los juntspelsistas han acabado procesados, algunos con sus huesos en la cárcel, otros protagonizando un exilio de opereta, todos plegados a la evidencia del vacío internacional y la legalidad, mientras la CUP se ha reservado el marchamo de ser los auténticos independentistas, eso sí, sin imputados, ni encarcelados, ni exiliados, y dando lecciones de compromiso.
3º.- Pero cuando todos creíamos que la CUP, como guardián de las esencias y coherencia del “izquierdismo” independentista, rechazaría de plano la convocatoria de elecciones convocadas por aplicación del 155 (que ellos mismos han considerado “ilegitimas”) nos encontramos con la sorpresa de que en la consulta de la CUP a sus bases 9 de cada 10 han votado concurrir a las elecciones del 21-D. 
No nos engañemos, la enfermedad de la gente de la CUP es la misma que yo tuve cuando a mis 19-20 años militaba en la Liga Comunista Revolucionaria. Es la típica enfermedad de un pijo burgués, como era yo en esa época, que juega a revolucionario con camisetas de eslóganes más o menos llamativos, pero que en definitiva se mantienen en el machito del sistema vendiendo rupturismo con pamemas provocadoras como expropiar la catedral de Barcelona para convertirla en economato, sodomizar santos, cambiar tampax por esponjas marinas o bajar a Colón del pedestal. Pero llegada la hora de la verdad estos revolucionarios se pliegan al sistema; porque no participar en las elecciones y quedar fuera del futuro parlament significa quedarse sin financiación y, ¡¡¡¡ojo!!! la pela es la pela y ser revolucionario comiendo solo bocadillos de mortadela es muy duro.
Sin embargo, no conviene tomarse a estos pijoizquierdistas en broma porque tontos no son. Con poco más de 300.000 votos han manejado una comunidad rica y poderosa de ocho millones, pilotada en teoría por una coalición que tenía más de millón y medio de sufragios. Ahora van en solitario para mantenerse como guardianes de las esencias independentistas, sabiendo que PDeCAT y ERC por separado se van a desgastar en disputas y broncas sobre la responsabilidad del fracaso, mientras ellos se mantienen levitando sobre el bien y el mal. Con el PDeCAT prácticamente fuera de combate, ahora la CUP mandará el eje de izquierdas volviéndose a colocar con viento a favor. 
Pero eso le pasa a la derecha burguesa catalana por tener estos compañeros de viaje, porque quien con niño se acuesta meado amanece.
¡¡¡¡¡Visca Catalunya y que déu ens agafi confessats!!!!!

Un abrazo

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