Lo acabo de leer, y no resisto la tentación:
...la vieja broma piadosa de Tomás de Aquino, que decía que los impuestos podían ser un robo, pero que no eran pecado, porque recaudar impuestos era la misión del "gobernante soberano de acuerdo con las demandas de justicia para promover el bienestar general".
(Ralston Saul, John, El colapso de la globalización y la reinvención del mundo, RBA, Barcelona, 1ª edición septiembre 2012, página 66)
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