Ignoro cuáles hayan sido los acontecimientos de la visita a las Descalzas porque aquellos 10 minutos que por cortesía se solían tener cuando había buenas costumbres no tuvieron lugar esta mañana. Mi autobús se retrasó algo más de esos 10 minutos y cuando llegué a las 10:08 no había rostro conocido en el grupúsculo de personas que esperaban a la puerta. Pregunté al que parecía actuaba como controlador de las entradas si había pasado en el primer grupo unas personas mayores (no llegué a decir "ancianos" ni siquiera seniles descerebrados, aunque era lo que de buena gana me pedía el cuerpo por la rabia que tenía). Todavía no eran las 10:15, hora de acceso para la entrada del primer grupo, y yo me quedé solito en la calle, después del madrugón que me había dado.
Tras varias llamadas se había acordado ir a comer (algunos que no todos) a Casa Ciriaco. Allí nos reunimos a las 14:00 los abajo fotografiados. Los callos, habitas con jamón, etc. generosamente regadas con vino de la casa, dieron buen sabor y calor a una placentera tarde, terminada con un madrileñísimo paseo por la calle Mayor. La conversación, como siempre, apurando los tiempos de intervención.
Casa Ciriaco con Descalzas. Ha sido un día fecundo. Ciertamente algunos han madrugado, porque Ricardo estaba a las ocho y treinta minutos haciendo cola para que pudiéramos entrar en el primer turno. Antes de las diez ya estábamos Ricardo, Pepe Lobo, Manolo, José Mª Castilla, Eduardo y el que escribe en la puerta, esperando a los tardones que, por lo visto, llegaron cuando ya habíamos entrado. Visita profunda y enriquecedora, histórica y culturalmente durante más de una hora.
ResponderEliminarPara reponer energías nos fuimos a la chocolatería Valor y nos tomamos un chocolate con sus correspondientes churros que nos dejarón "muy contentos". Refrigerio extraordinario para esa hora, las 11,15, de la mañana.
y Chagall. No estaba previsto, pero nos encontrábamos a las puertas de la exposición que la Fundación Caja Madrid ha abierto sobre el pintor ruso-francés. La exposición es bastante amplia, aunque habría que completarla con la otra parte de su obra que está expuesta en el Museo Thyssen Bornemisza. Un contraste con la visita del Museo Convento de las Descalzas.
Y el Monasterio de La Encarnación. Visita más rápida, haciendo nosotros de autoguias; menos arte y más reliquias -San Pantaleón- que en las Descalzas.
Y paseo delicioso y soleado por los alrededores de Plaza de Oriente, Opera, Castanilla de...hasta calle Mayor, donde nos encontramos con Paco Luna para comer e casa Ciriaco, tal como cuenta el Sr. Luna. Eduardo, Manolo y Ricardo, por diferentes causas, no pudieron acompañarnos durante la comida agradable, sugerente y, sobre todo, fraternal.
Ha mercido la pena la jornada cultural-gastronómica. Un abrazo para todos y cada uno
Ernesto