martes, 13 de marzo de 2012

UN POCO DE POESÍA

Después de entradas tan serias, un poco de poesía de Mónica. Creo que nos hará recordar algo de nuestra infancia.
HUCHAS

Tuve una de barro
panzuda y maternal, húmeda al tacto.
Me gustaba tomarla entre las manos
menudas y agitadas
para oir su sonido,
y nacía la música
como nana que invita a despertar.

Luego tuve un negrito
esmaltado y con rizos.
En el día del Domund
lo sacaba a la calle y era triste
la cabeza rajada del negrito
engullendo monedas oxidadas y tristes.
Nunca escuche tambores en días de colecta.

Pasó el tiempo y mi hucha
se transformó en un cerdo
con ranura en el lomo.
Era color de rosa y parecía
la flor de la codicia
pues se llenó enseguida.
Como no me brindaba la ocasión
de preñarlo con música,
un día lo hice añicos y me quedé en silencio.

Abolidas las huchas,
hoy los niños pequeños
tienen cuenta corriente.

Y ¿qué fue de la música?

El vientre de una cámara blindada
gesta un viejo sonido.
un fastuoso requiem
para ponerle música al silencio
de un tiempo que agoniza.

Presentado por Mariano

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