Algo han cambiado las cosas cuando veo algunas de las ayudas e iniciativas para la creación de empresas en este país.
Alejandro Lóring y yo habíamos estado atentos a la finalización del monopolio de Telefónica en España. Se abrían expectativas y posibilidades para la creación de nuevos negocios. Era sorprendente, por otro lado, la cantidad de inmigrantes que venían de Países latinoamericanos. Llamar por teléfono, entonces, a Ecuador o Perú, por ejemplo, costaba una fortuna. Comenzamos a negociar con otras operadoras (France Telecom, BT...) y dependiendo de los precios comprábamos minutos para unos u otros países. Habíamos adquirido routers que previamente configurados cuando se marcaban los dígitos de los países de destino lo hacían por la operadora con la mejor opción. Montamos los primeros locutorios de España y la oferta en los precios era tan brutal respecto de Telefónica que teníamos colas que daban la vuelta a la manzana en el locutorio de la calle Topete por ejemplo. Debido a la diferencia horaria, durante las noches aquello era un espectáculo dantesco, hasta el punto de poner una máquina de café para aliviar el frío y la espera. Como es de suponer generamos una actividad de negocio mediante una franquicia "VÍC-TELEHOME" que en apenas unos años llegó a la cifra de 800 establecimientos. Lo de VÍC (vídeo internacional conference) del logotipo y de la razón social era para defendernos de una posible "reclamación" de Telefónica diciendo que nosotros aportábamos un servicio de valor añadido como era la videoconferencia. Habíamos conseguido comunicarnos una sola vez con la República Dominicana durante unos segundos por videoconferencia.... Bueno, algo era algo. Sin embargo la idea de comunicarnos viéndonos fue obsesionante para mí, hasta el punto de encaminar mi actividad al 100% a la videoconferencia. Lóring quería que siguiéramos juntos pero yo no estaba de acuerdo en la manera de financiar la empresa, así que creé la sociedad Vitelphon. Al comienzo, para generar negocio inmediato monté un primer locutorio cerca de la Plaza de Castilla para una asociación de madres dominicanas. Contraté a un filipino que tenía experiencia pero alguien de los dominicanos (increible la falta de solidaridad entre ellos) lo denunció a un inspector de hacienda, que para abrir boca me puso una multa de 500.000 ptas (1997). La misma cantidad que costaba entonces montar una S.L.
El filipino tenía los "papeles" en regla y estaba dado alta en la seguridad social. Por lo visto, cuando fuí a reclamar en Hacienda me dijeron que era propio del tal inspector tener actuaciones de esa índole. Desistimos de reclamar porque según el abogado asesor de Vitelphon nos iba a costar más el collar que el perro. Recuerdo que cuando, ante mis socios, me recriminó no haber tenido la cautela de haberle requerido acreditación al filipino para desarrollar dicha actividad, le respondí que tampoco se la había pedido a él como abogado.
Creo que hoy en día nada de eso hubiese ocurrido, no me hubiesen multado y que habría encontrado apoyos de diferente índole.
Personalmente echo de menos inquietud de emprendedores, quizá porque ha habido en la juventud una "cultura de recibir". Se ha recibido gratuitamente educación, sanidad. Han tenido como garantizada la supervivencia teniendo cubiertas las necesidades primarias sin hacer nada. Todo ello está muy bien, pero el acicate de buscarse la vida no ha sido un factor determinante. Se ha esperado a que al finalizar la formación, los estudios, se iba a tener un consiguiente puesto de trabajo. No ha sido así, no es así.
Por lo que leo y te oí, tuviste una vida intensa y supongo que bastante satisfactoria.
ResponderEliminarLas cuestiones 'emprendedores' y 'necesidades cubiertas' desbordan los límites sensatos de un blog, pero son cuestiones de interés. Quizá para el martes?
Tema muy interesante y complejo. Lo que denuncia Paco de la juventud española (jóvenes que han sido educados por nosotros, nuestra generación, no lo olvidemos) es un factor que no podemos ignorar. No creo que sea el más importante, yo diría que ha habido un factor social de "desclasamiento" sin pretender con esa palabra encajarla en la teoría marxista. En general nosotros, como grupo, somos de familia que por definición íbamos a ser universitarios. Pero en general en la población española la pretensión de los padres de nuestra época lo que han pretendido para sus hijos es ante todo: "no ponerse el mono". Y los hijos de esos que "evitaron ponerse el mono" (primera generación que estudiaron cuando sus padres no pudieron); son los que ahora (20-40 tacos) no tienen motivación para..... Estas cosas dichas como están dichas aquí no dejan de ser meras caricaturas. Pero seguro que en las pacomias sabréis comentarlas en sus variables y cuestiones sociales más profundas.
ResponderEliminarLo digo por suscitar ideas en plan provocador. ¡Envidia que os tengo!
Completo la idea de "desclasamiento" en un punto que me parece importante: la pérdida de un valor social que se está echando de menos: LA SOLIDARIDAD.
ResponderEliminarLa pretensión de que los hijos asciendan en la escala social a través de estudios superiores está detectada desde 1943, en un estudio sociológico, en USA. En España se multiplica a partir de la LEGE de 1870, porque el desarrollo económico necesitaba mano de obra con estudios superiores (Universidad y FP); pero la FP quedó sin recursos y considerada como la vía de los que no podían, por falta de capacidades, estudiar en la Universidad. La LOMCE también mantiene la FP como la vía por la que se desvían a quienes no pueden seguir por el Bachillerato. No creo que exista ninguna clase de desclasamiento; lo que sí existe es un cambio sociológico. Emprededores han existido siempre, porque de otra forma no podría haber un millón y medio de empresas, de las que el 98% tienen menos de 100 trabajadores. Es posible que sea un tema para hablarlo cara a cara y con tiempo, porque el asunto se ha enmerdado por la acción política: desviando a los jóvenes hacia la creación de su propia empresa en un mercado nacional desindustrializado, con los banco en el borde del precipio, etc.
ResponderEliminarAl vivir fuera del país desde hace ya tantos años, sin duda me impide conocer la realidad como vosotros la conocéis.
ResponderEliminarPero recuerdo que por los años 1979-84, desde la Función Publica trabajé en los primeros grupos de auditorías (por aquellos años se creó el Colegio Nacional de Auditores de España). Audité sectores diferentes, en diferentes lugares (Madrid, Barcelona, Santander, Zaragoza...). Los gestores y empresarios no estaban acostumbrados a ser auditados y los primeros años encontrabas la realidad en estado puro o bruto. Quizás utilizar el adjetivo bruto sea mas adecuado que puro...
De aquella época, guardo dos recuerdos. El primero, las maravillas artísticas que se pueden hacer con la contabilidad. El segundo, que en los sectores que conocí (quizás tuve mala suerte), encontré pocos emprendedores. A decir verdad, muy pocos. Si por emprendedores se entiende personas que se enfrentan y asumen el riesgo para llevar a término su empresa o su sociedad. Sí encontré, para sorpresa mía, un mundo de seguridades hechas en un circuito muy cerrado de relaciones.
Pero desde entonces, ha llovido mucho y seguro que ahora todo será diferente, incluso en los sectores que yo conocí entonces...