martes, 21 de enero de 2014

No hay por qué escandalizarse. Pacomia analógica.

Hoy, 21 de enero, tercer martes del mes, hemos acudido a la pacomia, desde hoy adjetivada como "analógica", porque tenemos otras muchas opciones de conversar en pacomias virtuales. Para no cambiar la historia de más de cinco años, seguiremos convocando a la pacomia de los terceros  martes de mes, que no garantiza, ni mucho menos, la salvación eterna.

Es imposible resumir la pacomia de hoy; muy viva, muy divertida, algo dispersa en sus inicios, que ha ido centrándose con el pasar del tiempo y de las cervezas, aunque debe hacerse constar que algunos sufren los mismo efectos con coca-cola y otros refrescos oficialmente inofensivos. No hay que escandalizarse por una denuncia sobre el lobby gay del Vaticano, porque parece que el Papa lo reconoce. El escándalo se ha montado en la pacomia analógica porque ha quedado encima de la mesa el gag de cardenales mojando un "suizo" en la taza de chocolate; no sigo con más detalles, que se han explicitado, porque no soy capaz de reproducir la risas. Ha habido que reconducir la situación: bajar la voz, las risas, etc. Montar una escandalera en una cafetería no es propio de personas hechas y derechas  como los asistentes de hoy. Alguien se ha atrevido incluso a aventurar la bondad de los presentes porque hemos sido capaces de derivar hacia el humor y las risas, no solo el asunto vaticano, sino toda la realidad en la que hemos dado en vivir.

Hemos hablado de casi todo lo que nos rodea, y henos sido capaces de dar por saldado el asunto del aborto, dejando en manos de las mujeres su personal decisión. (Ya que tengo la ocasión, porque redacto este resumen, sin otro derecho mayor y extralimitándome en  este resumen, me gustaría pedir a todos los que estamos a favor de una ley de plazos que dejemos de conceder a los "defensores de la vida" la admisión de que el aborto es una tragedia; personalmente estoy convencido de que las mujeres que deciden abortar no sufren, sino que hacen lo que han decidido, sin más transcendencias).

Al final, reducido el número de los presentes por compromisos de los que se ha ido antes, hemos acabado en una disputatio sobre cómo salir de la situación en la que nos encontramos todos los que vivimos en estas sociedades;  cómo no, han quedado encima de la mesa la "evolución" y la "revolución" social. Quien tenga agallas para resolver el dilema histórico de la humanidad, tiene este blog, el whatsapp, skype, y demás, para terciar en el debate. ¡Bienvenidos!

(Como es imposible ser imparcial en la redacción de este resumen, puedo solicitar, sino exigir, que se adjunten addendas, correcciones, ampliaciones, críticas -incluso personales-, a través de los comentarios a esta entrada.). 

Sin más, me atrevo a publicarlo. ¡Ahí va!


4 comentarios:

  1. A ver si se puede leer lel primer enlace: http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2014/01/20/un-ex-comandante-de-la-guardia-suiza-denuncia-existe-un-lobby-gay-en-el-vaticano-que-trama-contra-el-papa-religion-iglesia-francisco.shtml

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    1. "... cardenales mojando un "suizo" en la taza de chocolate" –dices– ... para ... después ... um ... qué rico el suizo, ja ja ja. El Hotel Wellington debiera quizá intentar firmar algún tipo de contrato con JubJub para animar al resto de la clientela. No sé.

      Pero en efecto, Eduardo, bromas dentro -que no veo porqué dejarlas aparte- estás acertado bajo mi punto de vista cuando escribes "no hay que escandalizarse por una denuncia sobre el lobby gay del Vaticano" pues, qué hay de malo en comerse un suizo mojado o no en chocolate (puaf! me parto de risa yo solito ya en mi casa recordándolo). Sea o no cardenal dicho comensal: es igual. Al fin y al cabo la sexualidad no es más que higiene fisiológica. Y hay que ser muy pero que muy higiénicos. En esta vida me refiero, claro: no lo vamos a ser en la otra (si es que hay otra).

      “Personalmente estoy convencido de que las mujeres que deciden abortar no sufren, sino que hacen lo que han decidido, sin más transcendencias”, comentas también. Soy de tu opinión, Eduardo. Ya se que un caso no es una estadística como un garbanzo no hace cocido, pero corroboro esa opinión tuya con mi propia experiencia: mi mujer y yo volvimos de Londres felices como Castañuela 70 después de que ella abortara en esa bendita ciudad. Y digo ‘70’ porque fue en esa década. ‘Sin más transcendencias’, por supuesto. Nota: si alguien estuviera o estuviese interesado en más detalles, puede preguntármelos con total tranquilidad/transparencia y recibirá todo tipo de aclaraciones, circunstancias, etc. Guardo muy buen recuerdo de ello. Entrañable en verdad.

      At last but not least, que dicen los ingleses. Y en romance paladino: por último pero no menos importante, hablamos de la situación muy grave que atravesamos social, política y económica. No se en qué orden de gravedad. Me desborda. Pero en ese contexto confirmé mi honda satisfacción por los trece adoquinazos con que se cargaron otras tantas sucursales bancarias en el barrio de Gamonal (Burgos, claro). Y lo que es la asociación de ideas, oye: me evocan ‘Las 13 rosas’, película que no vi pero cuyo argumento conozco bien.

      Tengamos todos un buen día. En paz y gracia de Dios.

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    2. Gracias Eduardo, por tu resumen de la Pacomia analógica..
      Buena es la risa en estos tiempos de cólera...Y el humor entre bollos suizos y chocolate espeso, a la española..
      Sobre el aborto, no sé si la decisión de abortar es una tragedia para ninguna, algunas, muchas o pocas mujeres.
      Es una apreciación que deberían hacerla las mujeres...Y me supongo que ya la habrán hecho..

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  2. Personalmente también estoy convencido de que cuando nos arrancamos un cabello y analizamos una mínima parte de él nos encontraremos que tiene el mismo ADN que el que corre por la sangre o el que compone nuestro sistema óseo. No pasa así cuando se aborta aunque el tamaño fuera el de un grano arroz. El ADN ya no es el de la misma persona, es de otra identidad. Lo que se extirpe ya no tiene la mismidad de quien aborta. Se ha concebido una identidad diferente, que no se ha deseado. Ha habido una expresión de dos seres humanos con la consecuencia de una concepción, que ahora no se acepta y cuyo fatal desenlace ha de ser la eliminación de la nueva identidad. Para tranquilizar nuestras conciencias hemos de negarle todos los derechos a la nueva identidad humana. Hace algún tiempo abogaba para los creyentes que, al menos y por si acaso, bautizaran al nasciturus desde el vientre de su madre.
    El problema está en la irresponsabilidad de las relaciones sexuales, que son actos que pueden tener una tremenda trascendencia y que nuestra sociedad prefiere tranquilizar conciencias con el aborto, antes que educar y responsabilizar a la sociedad en la práctica del sexo. Hay que hacer sexo responsable y evitar el aborto.

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