“¡Señor, míranos! Mira esta ciudad, esta isla. Mira nuestras familias. Señor, a ti nunca te faltó el trabajo, eras carpintero, eras feliz. Señor, nos falta el trabajo. Los ídolos quieren robarnos la dignidad. Los sistemas injustos quieren robarnos la esperanza. Señor, no nos dejes solos. Ayúdanos a ayudarnos entre nosotros, a olvidar el egoísmo. Señor Jesús, a ti no te faltó el trabajo, enséñanos a luchar por el trabajo”.
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