Tengo para mí que la curiosidad de nuestro héroe, Le Petit Prince, quedó saldada con esa respuesta cuando preguntó en el desierto dónde están los hombres:
- ¿Los hombres? ... ellos no tienen raíces, el viento los pasea.
En Kellé no era el viento. Era la necesidad, el hambre, la carencia de cualquier futuro. Yo estaba perplejo hasta que descubrí por qué todos mis amiguetes/as salían más que pitando a media tarde dejando nuestro dolce far niente inacabado: se jugaban el cenar o no cenar, si se retrasaban no les dejaban ni las migas!
Aclarado lo cual me tranquilizó poco, pues al punto me surgió otra duda: las migas, ¿de qué?
Pasados los años carezco de respuesta. La intuyo -no soy bobo; o creo no serlo- pero prefiero hacerme el loco.
Tú ya sabes, tú ya me comprendes, ¿verdad?
Mira cómo se van a buscar fortuna:
2:18,94
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